lunes, 29 de junio de 2015

Malkuth

Malkuth es el reino de Kether en la Tierra. En Malkuth existen los principios de los 4 elementos, Fuego, Agua, Aire Tierra. Todas las partículas de nuestro universo personal, -el microcosmo-, se congregan en Malkuth porque es el Sephirah que nos permite la cristalización de todo lo que hemos adquirido en los distintos Mundos, como resultado “estable” de la coherencia de la conciencia que se ha puesto en marcha para permitirnos Ser.

Los Sephiroth del Árbol Cabalístico encuentran en Malkuth el punto culminante en la experiencia material. Es el anclaje hacia nuevas realidades una vez hemos vivido los capítulos correspondientes al desarrollo de nuestro destino.

En su recorrido por el Árbol de la Vida, el alma sueña ser “algo” único, una unidad en una multiplicidad; un cuerpo en el cuerpo de Dios, Adán Kadmón prototipo del ser celestial que debe unirse a la Shekinah, la Gran Matrona del Mundo. Malkuth es el sueño hecho realidad, hecho carne. De Tiphereth a Yesod el ser recibe la vida para cristalizarla en Malkuth que lleva en si todos los elementos condensados de la creación, la de Arriba y la de Abajo.

Hay en Malkuth una espiritualidad sistémica, es decir que afecta el Mundo de Assiah o Acción, y es que en Malkuth arde el Fuego de la espiritualidad, bulle el Agua de la emanación emocional, circula el Aire del fermento del Verbo Creador y se consolida la Tierra de la realización.

Malkuth es el Reino de la Muerte, nos dice la Tradición de la Cábala, porque es el Reino que nos permite la constante renovación. Vida-Muerte-Vida. Debemos volver a la naturaleza para que esta nos acoja y nos devuelva a la existencia. Cuando no respetamos las leyes del Cielo, o las de la Tierra, volvemos una y otra vez para aprender y reconsiderar nuestros actos. La Naturaleza, regida por Binah, nos somete a su “ley”.

Así debemos entender la Ley que nos “somete” a la reencarnación, esa sucesión de vidas que tenemos ineludiblemente que pasar con un cuerpo único, una serie de distintivos que nos hacen ser irrepetibles en Malkuth, pero con un bagaje hecho de secuencias que nos acercan paso a paso a la Sabiduría. Es lo que buscamos cuando después de haber bajado por los Senderos del Etz Hayim tenemos que empezar el camino de retorno; es la Ascensión.

Manifestamos nuestras vidas en 4 campos, en 4 Mundos, en 4 Cuerpos, en 4 elementos, desde Atzilluth o Emanación a Assiah o Acción, donde la forma tiene su máximo esplendor y desarrollo. Cuando nos referimos al axioma hermético: “Lo de Arriba es igual que lo de Abajo y lo de Abajo es idéntico a lo de Arriba”, estamos hablando de ser a imagen y semejanza de la naturaleza física, emocional, mental y espiritual, por lo tanto, en Malkuth vamos a experimentar progresivamente todo este desarrollo con todas sus consecuencias y magnificencia.

La Kabbalah (Cábala) nos permite reconocer con su sistema o tratado de comportamiento, la suprema sabiduría de la construcción de este Árbol de frutos que nos desvela el misterio de la Vida.

Malkuth nos destierra pero a la vez nos eleva porque encarnación tras encarnación nos aproximamos a la esfera del máximo conocimiento. De Malkuth a Kether en la Ascensión nos encontraremos con Daath, Sephirah velado a la conciencia que aún no se ha expresado, no se nos ha revelado.

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